Fundación

La Comunidad Católica Fuerza de Dios, acompañada por el Padre Buenaventura Dureau nace el 03 de marzo del 2002, con una palabra que ha marcado nuestro caminar durante todo este tiempo «Tú eres mi servidor y por ti me dará a conocer» (Isaías 49,3). El Señor ha hecho vida esta palabra en cada etapa que nos ha tocado vivir como comunidad, Él se ha mostrado grande y poderoso no sólo en nuestras vidas, sino también en las vidas de aquellas personas a las que nos ha tocado evangelizar y formar.

Nuestros Fundadores y padres espirituales Oscar y Rocío Núñez que han iniciado la obra de Fuerza de Dios, discerniendo sus principios espirituales y el carisma fundacional, son los principales centinelas y responsables de esta Comunidad en cuanto a su Ser y Hacer, siendo nuestro actual asesor el Padre Víctor Solís.

Nuestra comunidad vive la Iglesia desde la experiencia del Bautismo en el Espíritu y la cultura de Pentecostés. La identidad carismática está presente en las diversas maneras y espacios que la comunidad genera.

Carisma

La Comunidad Católica Fuerza de Dios se cimienta en nuestro carisma: “Consagrar por amor a Dios, nuestro proyecto de vida personal, respondiendo al llamado de vivir en comunidad, donde el Señor podrá disponer de todo lo que somos y tenemos”. Carisma basado en la oración de Jesús por los suyos cuando dice en Juan 17,15-19 “No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos mediante la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me has enviado al mundo, así yo también los envío al mundo, y por ellos ofrezco el sacrificio, para que también ellos sean consagrados en la verdad”. Este carisma lo ejercemos desde la cruz de Jesús como forma de amar y servir.

La Comunidad Católica Fuerza de Dios abraza su Carisma, irradiando la alegría del Evangelio y caminando hacia la santidad, desde nuestra cotidianidad y desde nuestros diferentes estados de vida (cf. Christifideles laici 17). El Carisma dado por Dios a nuestra comunidad, como todo carisma de la Iglesia, está determinado por particularidades que son abrazadas por los miembros de la misma desde los consejos evangélicos; lo cual permite discernir el lugar que ocupamos en la diversidad de carismas de la Iglesia, sin dejar de ser una sola; pues profesamos la fe católica, y vivimos en obediencia y escucha del Santo Padre, y los pastores de nuestra Iglesia, ejerciendo una estrecha comunión con ellos.

FORMAS DE VIDA COMUNITARIA

Tenemos dos formas de vivir la vida fraterna: La Forma de Alianza y la Forma de Vida común.

En ambas Formas se vive el Carisma de la Comunidad con sus propias particularidades, desde los distintos estados de vida: célibes, diáconos, sacerdotes, personas casadas o solteras.

Ambas formas de vida son complementarias. El corazón de la Comunidad está gestado en la Forma de vida común, que debe ser fecunda en cuanto a su entrega total a la obra del Señor y al cuidado de sus hermanos de alianza; y la Forma de alianza, quienes son los llamados a vivir el Carisma desde su santificación en el mundo, serán también sustento y providencia para sus hermanos de vida común.

casas de oración

Las casas de oración de nuestra Comunidad están conformadas por los hermanos de mayor edad y que tienen un tiempo de perseverancia dentro de alguna de nuestras asambleas de evangelización. En este espacio se vive la Comunidad desde su realidad particular y desde los diferentes estados de vida que tengan.

VIDA FRATERNA

La vida fraterna es el medio de amar a Dios a través de los hermanos, estando dispuestos a la constante acogida del otro y abiertos a darnos para el bien común.

Con pureza de intención, venciendo el encerrarse en uno mismo, el hermano debe aprender a encontrarse con el otro. Los hermanos son orientados por la Comunidad a tener momentos de convivencia que ejerciten la acogida y acreciente la confianza entre ellos.

La vida fraterna sana nuestras historias de vida, purifica nuestras relaciones para alcanzar el perdón y la reconciliación con nuestro pasado.